martes, 8 de octubre de 2013

8 de octubre

Simeón



Cuando José y María subieron al templo de Jerusalén por primera vez después del nacimiento de Jesús, Simeón tomó al recién nacido en los brazos y le entonó una canción de cuna: “Nunc dimittis, Domine…”.
Si bien el episodio produjo bastante asombro, el significado de sus palabras pasó completamente desapercibido a los presentes, que sólo hablaban en arameo.
Comparte su día con Thais, Lorenza y Pelagia, célebre actriz de Antioquía que por su forma de vida disoluta había conducido a la perdición a muchas almas. Cuando quiso abrazar la fe, ninguno de los obispos, reunidos en la ciudad para un Concilio, la quiso recibir por temor a comprometerse. Bautizada finalmente por el obispo Nono, repartió sus joyas, regaló sus ropas, liberó a sus esclavos, se despidió de sus admiradores, y marchó a vivir como asceta en el Monte de los Olivos, donde continuó con su profesión de actriz fingiendo ser un hombre

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