8 de octubre
Simeón
Cuando José y
María subieron al templo de Jerusalén por primera vez después del nacimiento de
Jesús, Simeón tomó al recién nacido en los brazos y le entonó una canción de
cuna: “Nunc dimittis, Domine…”.
Si bien el
episodio produjo bastante asombro, el significado de sus palabras pasó
completamente desapercibido a los presentes, que sólo hablaban en arameo.
Comparte su día
con Thais, Lorenza y Pelagia, célebre actriz de Antioquía que por su forma de
vida disoluta había conducido a la perdición a muchas almas. Cuando quiso
abrazar la fe, ninguno de los obispos, reunidos en la ciudad para un Concilio,
la quiso recibir por temor a comprometerse. Bautizada finalmente por el obispo
Nono, repartió sus joyas, regaló sus ropas, liberó a sus esclavos, se despidió
de sus admiradores, y marchó a vivir como asceta en el Monte de los Olivos,
donde continuó con su profesión de actriz fingiendo ser un hombre
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