martes, 25 de febrero de 2014

25 de febrero

Sebastián de Aparicio



Millonario, 1502 - 1600
Adonis gallego perseguido por las mujeres de su tierra, las evadió con éxito al marchar a América, donde gracias a su ingenio, su laboriosidad y las exenciones impositivas pronto se volvió el hombre más rico de México. Casado dos veces con muchachas muy jóvenes que pronto lo abandonaron para ir junto al Señor, arrebatado por la fe sirvió como mucamo en un convento de las hermanas clarisas y finalmente ingresó en la orden de san Francisco. Murió centenario, no teniendo otra cosa que su Dios y su alegría.
Beatificado en 1789 por el papa Pío VI, aun no ha sido canonizado, a pesar de que, a cuatro siglos de su muerte, su cuerpo aún se
mantiene incorrupto, sus partidarios le atribuyen otros 968 milagros y de haber donado todos sus bienes a la Santa Iglesia.
Comparte su día con Romeo, monje carmelita, compañero inseparable en la obediencia, la oración y la maceración del cuerpo, no de Julieta, sino de san Avertano, con quien compartió las peregrinaciones a todos los santuarios de la cristiandad y a quien asistió a la hora de su muerte. Eran tan unidos que ambos yacen lado a lado en la misma tumba.

lunes, 24 de febrero de 2014

24 de febrero

Matías 

Apóstol póstumo, siglo I

Incorporado a la docena de apóstoles primigenios para reemplazar a Judas, predicó en Capadocia, Macedonia, Egipto y Judea, curó ciegos y leprosos, expulsó al demonio y devolvió la vida a los muertos. Pero no conforme con esto, un día le dieron una bebida venenosa que solía causar la ceguera de todo lo que la ingería, pronunció el nombre de Cristo, la bebió de un trago y no sufrió daño alguno. En otra oportunidad, prometió el infierno a un grupo de chuscos que se burlaban de él y, dicho y hecho: un instante después, se abrió la tierra y se los tragó.
Existen diferentes versiones sobre su muerte. Unos dicen que fue crucificado, otros que murió apedreado y aun hay quienes afirman
que el cortaron la cabeza de un hachazo.
Preventivamente se lo representa con un hacha ensangrentada sobre el hombro, así como con una espada, una lanza y muchas piedras.
Patrono de los carpinteros, herreros, sastres pasteleros y carniceros, se lo invoca contra la viruela y la esterilidad conyugal
Comparte su día con Juan el Segador, Eteberto, rey de Kent, que se ganó el cielo al autorizar la construcción de numerosas iglesias, el ermitaño Marco de Morconi y Prextato, arzobispo de Rouen, asesinado en su propia iglesia el año 586 por orden de la reina Fredegunda debido a una insalvable incompatibilidad de caracteres.

domingo, 23 de febrero de 2014

23 de febrero

Romana



Virgen, m. hacia 324
Oriunda de la ciudad de Todi, hija de Calfurnio, gobernador de Roma, abrazó apasionadamente la fe en Cristo y se juramentó a vivir en la oración y alejada de las tentaciones. Bautizada un 23 de febrero por el papa san Silvestre, pasó su vida dentro de una caverna, no por haberse dedicado a la espeleología sino por amor a Dios, al silencio y a la soledad.
Murió santamente y fue sepultada en la misma cueva que había transformado en su hogar, donde los fieles construyeron un altar y le celebraron infinidad de misas que ella retribuyó propiciando no menos cantidad de milagros.
En 1301 su cuerpo fue trasladado a la iglesia de san Fortunato, pero ya nada fue igual.
Comparte su día con Lázaro de Constantinopla, monje pintor nacido en Georgia que iluminó tanto y tan abundantemente las galerías los monasterios de la época, que los iconoclastas le quemaron las palmas de las manos.
Santo remedio.

sábado, 22 de febrero de 2014

22 de febrero

Pedro Damiano

Doctor de la Iglesia, 1007 – 1072 
Pedro nació en Rávena, en el seno de una familia numerosa y de escasos recursos. Sus padres fallecieron al poco tiempo y fue enviado a vivir donde su cruel hermano mayor, que lo sometía a malos tratos y llegó a convertirlo en un porquerizo.
Adoptado posteriormente por los monjes, el padre Damián lo tomó bajo su custodia y fue en honor a ese santo varón que adoptó más tarde el apodo de Damiano.
Pronto adquirió fama de profunda religiosidad, la que quedaba probada por su costumbre de llevar cilicio, practicar prolongados ayunos y orar durante largos períodos con los brazos extendidos.
Eventualmente se hizo ermitaño y fue el primero en advertir al papa
León ix que el matrimonio de los sacerdotes era un vicio antinatural. Gran campeón del celibato, cuando se le observó que el apóstol Pedro era casado, nuestro santo explicó que había sido necesario el martirio del apóstol para limpiar la suciedad de su matrimonio.
Monje benedictino, dirigió el monasterio de Fonte Avellana, en Umbría, donde exigió que monjes y monjas se flagelaran con regularidad y, tal como él lo hacía contra sí mismo con nunca desfallecido celo, en estado de completa desnudez. Como reformador de su orden, delegado papal en difíciles misiones diplomáticas y finalmente cardenal de Ostia, fue, a pesar o a causa de su apasionada inclinación al sado, una de las personalidades más influyentes de su época.
Patrono de Faenza, es invocado contra el dolor de cabeza.
Comparte su día con Isabel de Francia, Juana María Bonomo y la bella y escandalosa Margarita de Cortona, que adolescente aun,
huyó con un rico terrateniente que le robó la virtud, le dio un hijo y la hizo vivir en pecado hasta que fue asesinado por unos salteadores. Guiado por su perro, Margarita encontró en el bosque el cuerpo putrefacto de su amante y tanta fue su impresión que se hizo terciaria franciscana. Cuatrocientos años después, el papa Benedicto XIII la hizo santa.

viernes, 21 de febrero de 2014

21 de febrero

Noel Pinot

Sacerdote, m. 1794 
Nombrado párroco de Louroux-Béconnais, en Anjou, luego de negarse a prestar juramento a la Constitución francesa, la criticó agriamente en un violento sermón, a raíz de lo cual el 21 de febrero de 1788 fue condenado a muerte por el delito de fanatismo.
Subió al cadalso rezando Introibo ad altare Dei, prueba de que sus acusadores estaban en lo cierto.

jueves, 20 de febrero de 2014

20 de febrero

Jacinta 

Vidente, m. 1920

Jacinta Marto, su hermano Francisco y su prima Lucía, fueron los tres niños portugueses a quienes, entre el 13 de mayo y el 13 de octubre de 1917, les fue concedido el privilegio de ver a la Virgen María en el Cova de Iría, Fátima.
A partir de entonces, todo cambiaría para ellos.
Mientras cuidaban de las ovejas, Francisco dedicó sus días a la noble tarea de consolar al Señor de los desengaños que le provocaba la especie humana. Con el firme propósito de hacer aquello que agradase a Dios, evitaba cualquier clase de pecado y con apenas siete años de edad, comenzó a aproximarse, frecuentemente al Sacramento de la Penitencia.
Jacinta, dos años menor, se propuso rezar y sufrir de acuerdo con la
petición de la Inmaculada, así como convertir pecadores, a fin de arrebatarlos del suplicio del infierno, cuya pavorosa visión tanto la había impresionado.
Los niños aceptaban el sufrimiento con alegría, y cuando les parecía poco, se lo inflingían a sí mismos, llegando al extremo de llevar una cuerda ceñida a la cintura que pronto les hizo brotar sangre, hasta que la Virgen en persona les mandó que la aflojaran durante las noches.
A través de la Gracia que había recibido y con la ayuda de la Virgen, Jacinta, tan ferviente en su amor a Dios, fue consumida por una sed insaciable de salvar a las pobres almas en peligro del infierno. La gloria de Dios, la salvación de las almas, la importancia del Papa y de los sacerdotes, la necesidad y el amor por los sacramentos, todo esto era de primer orden en su vida.
Tenía una devoción muy profunda que la llevó a estar muy cerca del Corazón Inmaculado de María, mientras Francisco dirigía su amor al Sagrado Corazón de Jesús. Jacinta asistía a misa diariamente y tenía un gran deseo de recibir a Jesús en la Santa Comunión en reparación por los pobres pecadores. Nada la atraía más que el pasar el tiempo en la Presencia Real de Jesús Eucarístico. Decía con frecuencia, "¡Cuánto amo el estar aquí! ¡Es tanto lo que le tengo que decir a Jesús!"
Con un celo inmenso, Jacinta se separaba de las cosas del mundo para dar toda su atención a las cosas del cielo. Buscaba el silencio y la soledad para darse a la contemplación. "Cuánto amo a nuestro Señor!" decía Jacinta a Lucía, "¡A veces siento que tengo fuego en el corazón pero que no me quema!"
Era una bronconeumonía.
Su hermano Francisco, que también había contraído la enfermedad, murió el 4 de abril, con una angelical sonrisa en los labios, sin un gemido y casi sin expirar. No tenía aún once años.
Jacinta lo sobrevivió un año, no obstante habérsele declarado una pleuresía purulenta, acompañada por otras complicaciones. Un día la Virgen le anunció que sería en breve llevada al hospital, donde sufriría mucho. Y así ocurrió.
Luego de una temporada en un nosocomio de Vila Nova, donde fue operada y le quitaron dos costillas, regresó a su hogar con una gran llaga en el pecho, que pronto se le infectó, causándole aun mayores padecimientos.
El 20 de febrero de 1920, hacia las seis de la tarde, declaró que se encontraba mal y pidió los últimos sacramentos. Esa noche hizo su última confesión y rogó que le llevaran pronto el viático porque moriría en breve. El indolente sacerdote no vio la urgencia y prometió llevársela al día siguiente, pero pocos minutos después, la niña murió.
El Señor dejó viva a Lucía para servir de testigo de la santidad de sus primos. Murió en 2005, sin pena ni gloria.
Tanto Jacinta como Francisco fueron trasladados al Santuario de Fátima. Los milagros que formaron parte de sus vidas, también lo fueron de sus muertes. Cuando abrieron el sepulcro de Francisco, advirtieron que el rosario que le habían colocado sobre su pecho, estaba enredado entre los dedos de sus manos. Y a Jacinta, cuando 15 años después de su muerte, la iban a trasladar hacia el Santuario, encontraron que su cuerpo estaba incorrupto.
El 18 de abril de 1989, el Santo Padre, Juan Pablo II, declaró Venerable a Jacinta y once años después, la beatificó, pero como ejemplo para todos los niños del mundo, Dios ya la había hecho santa mucho antes.
¡Felicidades a quienes llevan este nombre!

miércoles, 19 de febrero de 2014

19 de febrero

Conrado 

Ermitaño franciscano, m. en 1351

Conrado era un noble rico y egoísta que no trepidaba en incendiar partes del bosque para dar rienda suelta a la enfermiza pasión que sentía por la caza. Quiso Dios que en cierta oportunidad el fuego se descontrolara y pronto todo el bosque quedara envuelto en llamas.
Las autoridades culparon de la catástrofe a un pobre labrador, sorprendido en las inmediaciones con un manojo de leña bajo el brazo. Tras un hábil interrogatorio lograron que confesase, por lo que fue ejecutado para alborozo de los justos, escarmiento de los pobres y advertencia a los incendiarios.
Conrado había salido indemne pero, siendo noble y rico y estando por tanto habituado a la impunidad, no interpretó el episodio como señal de favor divino. Por el contrario, su conciencia comenzó a atormentarlo de tal modo que acabó por perder placer en la caza y el incendio de bosques, cayendo en un estado de honda depresión.
Como sea, lo cierto es que quedó pobre y se separó de su esposa, quien ingresó en la orden de las clarisas, mientras Conrado peregrinaba a Roma, donde fue acogido en la orden de san Francisco.  
Lo que ocurrió después es motivo de controversia. Hay quienes sostienen que Conrado confesó su culpa y fue sometido a juicio.
Las costas procesales y distintas indemnizaciones devoraron su fortuna y hasta la dote de su desdichada esposa. Otra versión, en cambio, afirma que Conrado se desprendió voluntariamente de todos sus bienes. Finalmente, no falta quien diga que, arruinado por la desgracia y los intereses, se desembarazó de las preocupaciones financieras haciéndose franciscano y, no conforme con esto, más tarde, dejó de lado toda otra preocupación haciéndose ermitaño. 
Instalado más tarde en Sicilia, cerca de Siracusa, llevó una vida de ermitaño practicando la profecía y el milagro. 
Cuéntase que en ocasión de una hambruna, el obispo acudió a su cueva pidiéndole que hiciera algo para aliviar al pueblo. Milagrosamente, Conrado produjo pan y tortas frescas. 
Era vox pópuli también que al momento de sus confesiones, dondequiera tuvieran lugar, el santo era rodeado por decenas de pájaros. 
Patrono de Plasencia y protector de los cazadores y los pirómanos, es invocado contra el hambre, los bomberos, la carestía de la vida y las hernias.

martes, 18 de febrero de 2014

18 de febrero

Constanza 

Virgen, m. hacia 354

Hija del emperador Constantino, que al ser pretendida en matrimonio quiso imitar a santa Inés, patrona de los enamorados. En verdad, ¿por qué vivir hasta llegar a los cien años, cuando a los doce ya se es lo bastante mayor como para escoger a Cristo, el martirio y el paraíso?
Sin embargo, no fue su caso. Luego de valerse de milagrosos enviados para convertir a su pretendiente, el general Galícano, Constanza se pudo consagrar tranquilamente a Dios en el silencio de un monasterio.
Al emperador Constantino no le fue tan bien, pues perdió al mejor de sus generales: luego de su conversión, Galícano se unió a los monjes anacoretas de Egipto y nunca más se supo de él.
Comparte el día con Bernardita de Soubirous, virgen nacida en Lourdes que pudo ver a la Virgen María con sus propios ojos, con Tarasio, que en el concilio de Nicea defendió con éxito la idolatría, y con Jean-Pierre Néel, misionero francés martirizado en 1862 por haber bautizado a demasiados chinos.

lunes, 17 de febrero de 2014

17 de febrero

Fintán 

Abad de Clonenagh, m. en 603
La severidad que este fanático irlandés imponía a su vida y a la regla de su monasterio superaba con creces a la de todos los abades y anacoretas de su tiempo. Sus monjes no comían otra cosa que pan duro y agua sucia, y eso únicamente tras el atardecer. Pero era muy popular entre los jóvenes, que hacían cola para ingresar a su monasterio, atraídos váyase a saber por qué. Tal vez para verlo orar: al momento de la oración Fintán irradiaba un halo de luz de tal intensidad que era capaz de cegar a los desprevenidos.
Los abades de los monasterios vecinos, preocupados por la extrema austeridad del santo, se pusieron de acuerdo en realizar una visita a Clonenagh para persuadirlo de que suavizara un poco sus estrictas reglas.
Advertido a tiempo por un ángel, Fintán organizó una mise en scene y los recibió con extraordinaria amabilidad. Para sorpresa de los demás abades, en vez del sombrío ambiente esperado, reinaba en Clonenagh la alegría y la hospitalidad. La comida era abundante, el vino bueno y alegre el humor de los monjes. Sin embargo, los visitantes desconfiaron y permanecieron ahí varios días, pero nada cambió. Cuando al fin dieron por terminada la inspección, volvió a reinar el antiguo régimen penitenciario con toda dureza.
Este malévolo antecesor de Adolf Eichmann se mostró siempre muy orgulloso de su engaño.
Comparte el día con Julián de Capadocia, quemado a fuego lento en Cesárea por orden de Firminiano, gobernador de Palestina, y con Teódulo, secretario de Firminiano que, cuando tenía 80 años, acudió a la prisión para reconfortar a cinco jóvenes cristianos que estaban siendo martirizados. Gracias a eso, en vez de morir de viejo, fue crucificado, llegó al cielo y le rezamos mucho.

domingo, 16 de febrero de 2014

16 de febrero

Juliana de Nicomedia



Virgen y mártir, m. hacia 305

Joven turca que, convertida al cristianismo, descolló por su entusiasmo y ardor en la difusión de la fe. Hija de una tan ilustre como pagana familia de Nicomedia, no sólo se había convertido en secreto sino que se entregó a Jesucristo y juró conservarse virgen sólo para Él. Fue así que cuando el joven senador Eluzo pretendió casarse con ella, luego de algunos dimes y diretes, excusas y dilaciones, la verdad terminó saliendo a la luz. Martirizada y decapitada por los romanos, su vida ha sido llevada al cine y sus cenizas a Nápoles.
Comparte su día con Macario, Antimo, Maruto y Onésimo.
Con un nombre que significa “útil”, el esclavo Onésimo sirvió nada menos que para que su dueño Filemón pasara a la posteridad.
Huía de la justicia después de haber robado a su amo cuando tropezó con san Pablo, por entonces prisionero en Roma. El apóstol lo bautizó, enviándolo a casa de Filemón con una carta de recomendación. Filemón, que era cristiano, lo perdonó, le dio la libertad y le ordenó ponerse al servicio de san Pablo.
Según cuenta san Jerónimo, Onésimo fue muy útil también a Pablo, llegando a ser predicador como su nuevo amo y hasta obispo en Efeso. Hecho prisionero, fue llevado de regreso a Roma donde murió lapidado.
Es patrono de los sirvientes, a quienes sirve de inspiración para prestar grandes servicios a sus amos.

sábado, 15 de febrero de 2014

F Abelardo Santiago está de nuevo entre nosotros luego de pasar una temporada de rehabilitación en un instituto especializado. Aquí lo vemos en momentos en que explica a los demás internos que, además de panes y peces, Cristo fundamentalmente multiplicó el vino.


15 de febrero

Sigfrido

Apóstol de los suecos, m. hacia 1045
Sacerdote inglés que a pedido del rey Olaf fue enviado a Suecia, donde al decir del abate Dom Philippe Rouillard, hizo elevar en unos cuantos grados la temperatura del cristianismo, congelada desde hacía más de un siglo.
Durante sus viajes, Sigfrido convirtió a muchos suecos, lo que le granjeó el odio de los paganos, que comenzaron por asesinar a sus tres sobrinos, que Sigfrido había dejado en la diócesis de Wexlow, al sur de Gotland.
Fuera de sí, el rey torturó salvajemente a los asesinos hasta que confesaron su crimen, tras lo cual los condenó a muerte, mas Sigfrido estaba tan poseído de amor hacia los hombres que convenció al rey de que los perdonara. Olaf accedió, imponiéndoles una elevadísima multa en dinero contante y sonante, del que Sigfrido se rehusó a tomar ni un solo öre, no obstante necesitar del dinero para construir su iglesia.
No hizo más nada, pero luego de su muerte, junto a su sepulcro ocurrieron numerosos milagros y, lo que es más importante, el 1158, fue canonizado por el papa Adriano IV, que por experiencia propia conocía las dificultades de la evangelización en Noruega. Tanto es así, que optó por ser papa en vez de santo.
Sigfrido comparte su día  con Georgina, una desdibujada joven de Auvernia aficionada a las palomas, con Faustino y Jovita, convertidos en espectáculo circense por el emperador Adriano y finalmente decapitados en el camino de Cremona, en el año 122.
En este día también recordamos a Walfredo, un italiano autoritario que después de tener cinco hijos, los metió a todos en un monasterio mientras él se dirigía a Monteverde. Entre Volterra y Piombino fundó el monasterio de Palazzuolo y, a menos de veinticinco kilómetros, un monasterio para mujeres, donde encerró a su esposa.
Cuando descubrió que la vocación es cosa personal y no hereditaria, fue canonizado por el papa Pío IX, pero eso ocurrió recién en 1861, 769 años después de su muerte. Para sus hijos y su esposa, ni el descubrimiento ni la canonización supusieron consuelo alguno.