viernes, 25 de octubre de 2013

25 de octubre

Crispín y Crispiniano 

Mártires, m. en 287

Diestros zapateros cristianos a los que la leyenda sigue sus pasos de Roma a Soissons, donde pronto los clientes comenzaron a acudir en masa a su taller. Siempre dispuestos a bromear, contaban divertidas historias en las que acababan ridiculizando la idolatría. Tanta era su habilidad que en poco tiempo, hombres y mujeres de diversa condición estuvieron dispuestos a bautizarse y constituyeron una comunidad.
Denunciados por los sacerdotes paganos, Crispín y Crispiniano confesaron su fe ante el prefecto Riccio Varo, quien ordenó flagelarlos, sumergirlos en plomo hirviendo y decapitarlos, para finalmente arrojar lo que quedara de ellos a las alimañas. Sin embargo, un piadoso cristiano recogió sus cuerpos intactos y les dio sepultura, en el lugar exacto en el que siglos después fue erigida de iglesia de Soissons.
Su veneración fue impulsada en el siglo XVII por Enrique Buch, que creó una piadosa hermandad de zapateros remendones, poniéndola bajo la protección de Crispín y Crispián
Patronos de los zapateros, sastres y tejedores, por extensión protegen también a guanteros, peleteros y curtidores de piel.
Comparten el día con Tabita, tejedora de Jaffa resucitada por san Pedro y con Crisanto, a quien la filosofía condujo al evangelio y el evangelio al martirio, no sin que antes él mismo condujera por ese camino a sus amigos Darío, Claudio y Jasón.

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