13 de octubre
Colman
Mártir, m. hacia 1012
Peregrino
escocés o irlandés a quien el renombre de Jerusalén lanzó a los caminos.
Remontando el Danubio, al llegar a Stockerau, a unos diez kilómetros de Viena,
fue detenido como sospechoso. No pudiendo explicar satisfactoriamente qué hacía
en el lugar debido a su desconocimiento del idioma, terminó en un patíbulo
improvisado al pie de un árbol marchito, siguiendo un imprevisto atajo hacia su
destino final.
Por desidia
popular, para ahuyentar a otros supuestos merodeadores o acaso a las bandadas
de pájaros que arruinaban los sembrados, su cuerpo sin vida permaneció más de
un año colgando del árbol, aunque sin corromperse. Cuando en una oportunidad le
cortaron un trozo de carne para un paralítico que además de impedido debía
estar muy hambriento, de su cuerpo fluyó sangre fresca y el enfermo sanó de
inmediato.
Como si esto
hubiera sido poco, en la primavera siguiente, el árbol
marchito y hasta la soga
de la que Colman colgaba, empezaron a echar hojas. Y así siguió, de prodigio en
prodigio, hasta que los lugareños decidieron darle cristiana sepultura, sobre
la que primero erigieron una capilla, más tarde una iglesia y finalmente un
monasterio. Pero ni aún así consiguieron impedir que siguiera propiciando milagros.
Venerado también
los 17 de julio, es tenido por patrono de Austria y protector de los ahorcados.
Se lo invoca contra la tempestad, la peste y las epidemias que diezman al
ganado.
Comparte su día
con el terrateniente Geraldo, el abad Venancio y Eduardo el Confesor, a quien
la lucha contra las invasiones vikingas lo hizo rey de Inglaterra y la política lo llevó a la
santidad, cien años después y sin que él hubiera puesto gran cosa de su parte.
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