jueves, 3 de octubre de 2013

3 de octubre

Dionisio de París



Obispo y mártir, m. hacia 250
En tiempos en que ser obispo era un oficio de riesgo, el papa envió a la Galia a Dionisio y a otros seis obispos, que iniciaron su obra evangelizadora construyendo la primera iglesia de París.
La predica de Dionisio en favor de un dios trinitario enardeció a los paganos quienes, desconocedores, por razones obvias, de la existencia del aceite “3 en uno”, eran incapaces de entender cómo un dios podía ser a la vez uno y trino.
Sintiéndose insultados en su inteligencia los ignorantes paganos denunciaron a Dionisio, que fue primero azotado con varas, luego tendido sobre una parrilla incandescente y más tarde, ileso, arrojado a las fieras. Al ver que las bestias salvajes se tendían pacíficamente a los pies de Dionisio, lo decapitaron.
No fue suficiente: Dionisio se volvió a levantar, recogió su cabeza
y, ente la estupefacción general, se alejó caminando del lugar de suplicio. Se desplomó dos horas después, al salirle al encuentro la devota matrona Cátula.
Fue sepultado en ese mismo sitio, el actual Saint Denis, presumiblemente sin vida. Aunque en su caso, nunca se sabe.
Comparte su día con Teresita del Niño Jesús, monja de Lisieux, que entró al Carmelo a los 15 años de edad y, tras casi una década dedicada a Dios, un 30 de septiembre de 1897, a los 24 años y con la invalorable ayuda de la tuberculosis, remontó vuelo para sentarse a Su lado. No cesa de interceder por las misiones y los misioneros desde que en 1927, por decreto papal, fueron puestos bajo su protección.




1 comentario:

  1. Perdón, maestro, pero...¿Y los otros 6 obispos? ¿Arrugaron?
    Saludos, como siempre...da gusto leerlo.

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