28 de octubre
Judas Tadeo
Apóstol
Carpintero de
Nazaret, nieto de Cleofás y santa Ana, hermano de Santiago el Menor y de Simón
el Zelote y, en consecuencia, también primo del Redentor, fue uno de los doce
apóstoles que, a la muerte de Jesús, se esparcieron por el mundo a predicar la
buena nueva, que no era la de su horrible final sino la de su resurrección.
A Judas le tocó
en suerte vagar por Arabia y la
Mesopotamia, pero pronto se reunió con su hermano Simón y
juntos viajaron a Persia, donde el general Badarac se encontraba a punto de
marchar a la guerra contra la India. Y
así, mientras el general preguntaba a sus dioses cuál sería el resultado de la campaña
y los dioses respondían que en grandes batallas morirían muchos soldados, los
santos apóstoles, presentes en el templo, estallaron en carcajadas. La sorpresa
de Badarac fue tal que demoró en dar la orden de cortar las cabezas de esos judíos
impertinentes, gracias a lo cual los apóstoles tuvieron tiempo de explicarse: “Con nosotros ha llegado la paz: mañana –predijeron–
se presentarán los mensajeros de los
indios
para someterse voluntariamente a tu poder”
Los sacerdotes
idólatras pusieron el grito en el cielo y acusaron a Judas y Simón de agentes
del enemigo, pero como se trataba de esperar tan sólo un día y no un mes o un
año, Badarac aguardó y, para su sorpresa, al día siguiente arribaron los
mensajeros de la India
para ofrecer voluntariamente la sumisión del país.
Badarac quiso
entonces inmolar en la hoguera a los idólatras, más Judas Tadeo dijo: “No hemos
sido enviados a matar a los vivos sino para devolver la vida a los muertos”
Impresionado, el
general se hizo bautizar junto a muchos de sus soldados y oficiales, mas los
sacerdotes paganos no cesaron de
conspirar hasta conseguir que finalmente Judas
fuera decapitado y Simón cortado en dos mediante una sierra.
Invocado en
situaciones desesperadas, Judas es venerado también el 21 de agosto.
Simón, por su
parte, protege a los tintoreros, curtidores y peleteros, y resulta de gran
ayuda contra las malas mujeres que juegan a ser hombres.
Se lo celebra
también el 29 de abril y el 10 de mayo.
Comparten el 28
de octubre con Alfredo, rey de Inglaterra que se pasó la vida expulsando a los
daneses de su reino. Sus virtudes fueron tan evidentes que no valió la pena canonizarlo.
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