6 de noviembre
Leonardo
Ermitaño, m. hacia 550
Escandalizado de
la vida disipada de la corte merovingia, este noble franco se retiró a un sombrío
bosque cercano a Limoges, donde llevó una pacífica existencia anacorética hasta
que, yendo de caza, el rey Teodoberto lo descubrió, suplicándole que
intercediera en favor de su esposa, ante el trance de un parto difícil.
Leonardo
intercedió y la reina dio felizmente a luz.
Luego de que por
mandato real el bosque le fuera concedido en propiedad, Leonardo construyó una
capilla alrededor de la cual se fue creando una comunidad, espiritual según
algunos, aguantadero según otros, refugio de desgraciados, atemorizados,
orpimidos y perseguidos. El rey le había asegurado la liberación de todos los
prisioneros que encontrase.
Su tumba,
erigida en la misma capilla que construyera con sus
manos, se convirtió también
en refugio de enfermos, que sanaban misteriosamente.
Por su virtud
milagrosa se pedía su bendición para caballos y reses vivas. Más tarde los
animales fueron de hierro, pero en estos casos poco podía hacer para sanarlos.
Protector de las
parturientas y los enfermos mentales, es patrono de los campesinos y los mozos
de cuadra, los forjadores, cerrajeros y, muy especialmente, los prisioneros.
Se lo invoca
contra el dolor de cabeza, la tuberculosis infantil y la sífilis.
Comparte el día
con Severo, Teobaldo y Vinoco, a quien los ángeles ayudaban a hacer girar las
muelas de su molino. Gracias a ello, sin cansarse ni realizar el menor esfuerzo
pudo llegar a ser patrono de los molineros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario