jueves, 28 de noviembre de 2013

28 de noviembre

Jaime de la Marca 

Predicador volante, 1391‑1476

Franciscano italiano también llamado Domenico, Giacomo o Jacopo Gangala, predicó la paz entre cristianos y la guerra contra otomanos, bogomilos, husitas y fratichelli, lo que lo llevó por los caminos de Italia, Austria, Bosnia, Dalmacia, Croacia, Bosnia, Bohemia, Moravia, Silesia, Eslovenia, Alemania, Suecia, Dinamarca, Polonia y Hungría. Por todas partes fundó conventos, iglesias, hospitales, bibliotecas, montepíos, pozos y cisternas públicas.
Nombrado juez para arbitrar en el conflicto entre franciscanos conventuales y observantes, su decisión del 2 de febrero de 1456 disgustó a ambas partes por igual, lo que según se mire puede ser considerado prueba de justicia y equidad.
En De sanguine Christi effuse, uno de sus dieciocho libros, expuso la teoría de que la sangre que Cristo había perdido durante la Pasión no se había unido a su persona divina durante los tres días en que había permanecido enterrado y muerto. Esta opinión fue encontrada herética por el inquisidor Giacomo da Brescia, que lo citó en el tribunal; Jaime no acudió y, después de algunos requerimientos, apeló a la Santa Sede, que no llegó a pronunciarse, razón por la que aun se ignora qué pudo haber ocurrido con esa sangre.
Pasó los últimos 3 años de su vida en Nápoles, y fue enterrado en la iglesia franciscana de Santa María la Nueva, donde todavía es posible admirar su cuerpo incorrupto.
Beatificado por Urbano VIII en 1624, fue canonizado por Benedicto XIII en 1726.

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