3 de noviembre
Martín de Porres
Lego de la orden de los Predicadores, 1579 ‑ 1639Si bien hijo de un caballero español, Martín llevaba todas las de perder: era ilegítimo, nacido en el Tercer Mundo, y había heredado el color de la piel y los rasgos fisonómicos de su madre, una negra liberta de origen panameño.
Este defectuoso retoño
de la noble estirpe de los Porres decepcionó a la familia paterna, que, debido
a su total ignorancia respecto a las leyes de la genética, había esperado que
el niño luciera un poco más presentable. Fue así que tocó a Martín el destino
de los desclasados. Aprendió a rasurar, poner sanguijuelas, hacer sangrías,
vendar heridas y extraer muelas. En síntesis, el mulato prometía ser un buen
curandero y, de no mediar la voluntad de Dios, habríase convertido en un
personaje más de la picaresca americana.
Pero Martín
sentía en el alma unas ansias infinitas de santidad. Pasaba las noches en
oración y los días en caridad con los abandonados y desconocidos, y finalmente
se decidió a pedir el hábito de los dominicos.
La pretensión
del mulato resultó en extremo chocante para las jerarquías de la orden, que en
un principio se rehusaron. Fue entonces que su padre hizo valer su influencia y
Martín fue al cabo aceptado como lego.
Los días de
nuestro santo pasaban silenciosamente, y sin hacer nada grande todo lo hacía a
lo grande: éxtasis y milagros envolvían su vida y es bien sabido que
resplandecía al orar, podía estar en dos sitios al mismo tiempo, volaba y se
comunicaba telepáticamente con los animales. Amigo de todas las bestias
vivientes, Martín recolectó dinero para una clínica veterinaria, un hospital y
un asilo de niños expósitos.
A pesar de su
creciente renombre, permaneció siempre humilde, como correspondía a un negro, y
cierta vez llegó a sugerir que la orden lo vendiera como esclavo a fin de
recaudar fondos para las buenas obras.
Luego de su
muerte, su tumba se convirtió en destino obligado de peregrinación y fuente
constante de milagros pero, a diferencia de su amiga Rosa de Lima, consagrada
santa muy poco después de morir, Martín tuvo que aguardar para ello hasta 1963,
cuando ya la Iglesia
se había llenado de obispos negros que metían aquí y allá sus narices en busca
de posibles resabios de racismo.
Patrono de la
televisión peruana, es protector de los peluqueros, los trabajadores de la
salud y las personas de razas oscuras.
INCREÍBLE SER HUMANO, LLENO DE HUMILDAD Y DEVOCIÓN, UN VERDADERO SANTO Y UN EJEMPLO A SEGUIR...
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