12 de noviembre
José Diego de Cádiz
Misionero de 1743
– 1801.
Huérfano de
familia ilustre, luego de estudiar Lógica y Matemáticas con los dominicos de
Ronda, para cumplir con las tres metas que se había fijado en la vida –ser
capuchino, misionero y santo– ingresó al
Colegio de los Hermanos Menores de Sevilla
Considerado el
gran predicador de la Divina Pastora
de las Almas, que viene a ser nada menos que la Purísima en ropas de
humilde pastora al cuidado de su rebaño, José Diego pronto se destacó por la
peculiaridad de sus dotes oratorias.
Convencido de
que el Señor lo había designado apóstol de España, por su celo y oratoria llamado
el segundo san Pablo, en Sevilla se
permitió usar el púlpito del Patio de los
Naranjos de la Catedral,
desde el que sólo habían perorado san Vicente Ferrer, san Francisco de Borja y
el Venerable Maestro Juan de Ávila.
Decidido a presentar
batalla a las ideas disolventes de la Ilustración y a sus propagadores, la emprendía
hasta con la mismísima corte de España, pero hacía unos sermones tan bonitos
que ni la Inquisición
ni, en última instancia, las autoridades civiles y militares lo molestaron gran
cosa.
Tampoco lo
molestó san Pedro quien con la ayuda del vómito negro, un 24 de marzo de 1801 le
abrió de par en par las puertas del Cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario