lunes, 11 de noviembre de 2013

11 de noviembre

Martín de Tours

Obispo, hacia 316 – 397

Nacido en Hungría, el joven Martín se desempeñaba como oficial del ejército romano de Constantinopla. De campaña en Amiens, cierta noche se le presentó un mendigo, aterido de frío. Martín extrajo su espada y en vez de ultimar al pedigüeño, partió con ella su manto en dos mitades, dándole una al pordiosero, quien resultó ser nada menos que Jesús. Conmovido por el milagro, al día siguiente Martín se hizo bautizar.
Si bien es conocido como “el santo soldado”, fue en realidad el primer objetor de conciencia que registran los anales históricos y, como tal, expulsado del ejército bajo cargos de cobardía.
Se retiró a una isla cercana a Génova para llevar una vida eremítica siguiendo el modelo de los anacoretas, alimentándose únicamente de raíces y hierbas. Al cabo de unos años san Hilario lo llevó a Poitiers, donde Martín fundó el primer monasterio de la Galia.
Cuando la comunidad cristiana de Tours quiso designarlo obispo, nuestro santo se ocultó en un escondrijo, pero fue delatado por los graznidos de un ganso. En represalia, es tradicional costumbre entre los fieles devotos matar un ganso y servirlo asado el día del santo.
Como obispo, Martín se abocó a abolir las costumbres paganas del país, destruyó ídolos y lugares de culto, sanó enfermos, expulsó espíritus malignos y liberó prisioneros, por lo que su iglesia se convirtió en famoso lugar de asilo.
Así como era permanentemente tentado y asediado por Satán, que
se le aparecía bajo múltiples disfraces, Martín desarrolló una desagradable técnica de exorcismo que consistía en expulsar al demonio por medio de purgas laxantes. Fue también un adalid de la abolición de la pena de muerte, asegurando, con razón, que la ejecución de los herejes incrementaría su influencia.
Quiso Dios llevarse su alma el día en que se celebraba el culto a la mucho más popular diosa pagana Vinalia, momento en que tradicionalmente se bebía el nuevo vino, motivo por el cual nuestro santo es considerado el patrono protector de los dipsómanos.
Incontables milagros ocurrieron junto a su tumba, así como en todos los lugares dedicados a su memoria. Gregorio de Tours, historiógrafo de la época merovingia, afirma haber mezclado agua
con tierra del sepulcro del santo y al beberla, sus dolores se aliviaron como por encanto.
Patrono de Francia y de Hungría, es protector de los mendigos, los toneleros, los curtidores de piel, herreros, molineros, confeccionistas de corazas, sastres, soldados, así como de los ejércitos católicos, los alcohólicos anónimos, los caballos, los gansos y los animales domésticos en general.
Invocado para la fertilidad de los campos, protege de las serpientes y resulta indicado contra las erupciones cutáneas, la viruela, la erisipela porcina y las excoriaciones entre las piernas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario