30 de noviembre
Andrés
Apóstol
El pescador Andrés era hermano carnal de Pedro y, como él, a las palabras de Jesús, abandonó las redes, el trabajo y los peces. En adelante, se dedicaría a pescar hombres, algunos de los cuales, y por obra del santo, tienen la desdicha de ir luego a parar a manos de las solteronas.
Después de la
ascensión, predicó el Evangelio en Grecia y en las tierras del Mar Negro,
creyéndose –erróneamente– que llegó a predicar en la región de Kiev.
Cierta vez, la
mujer de un asesino estaba embarazada y no quería dar a luz al niño, por lo que
envió a su hermana al templo de Diana para pedir un hechizo. El demonio, que se
vale de mil ardides para procurar el mal, habló por boca de la estatua de Diana
y dijo: “Ve a Andrés, él te ayudará”.
La mujer fue en
busca del apóstol y lo llevó ante su hermana. Andrés le dijo: “Engendraste
con argucia y ahora has llamado al demonio. Pero si te arrepientes y crees en
Cristo, recibirás ayuda”
Ella creyó, se
arrepintió, dio a luz un niño muerto y todo su dolor se desvaneció, lo que vino
a demostrar que el demonio estaba en lo cierto.
Andrés fue
crucificado en la ciudad griega de Patrás, sobre una
cruz en forma de equis,
luego de que convirtiera a la fe a Maximilla, la esposa del gobernador romano.
Éste culpó al apóstol de que su ahora cristiana esposa ya no quisiera dormir
con él. Resulta curioso, entonces, que Andrés sea objeto de culto de las
solteronas.
Patrono de
Alemania, Austria, Escocia, España, Grecia, Luxemburgo, Países Bajos, Prusia,
Rusia y Sicilia, es protector de las y los abortistas, mineros, pescaderos,
carniceros, cordeleros y aguaderos, de la orden del Toisón de Oro y de las
solteronas, quienes en la noche del 30 de noviembre le piden un marido.
Es invocado en
luchas y combates y resulta de suma utilidad contra la gota, el dolor de
garganta y la esterilidad conyugal.
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