4 de agosto
Justo
Obispo y ermitaño, m. en 390
Obispo de Lyon,
tomó parte en el Concilio de Aquilea y administró su diócesis sin mayores
sobresaltos hasta que un loco homicida, que era perseguido por la multitud,
buscó refugio en la iglesia. La turba, furiosa, exigió su entrega amenazando
con prender fuego a la Casa de Dios, sucursal Lyon. Justo les hizo prometer que
no maltratarían al infeliz y acto seguido lo entregó. Y acto seguido al acto
seguido, el populacho lo mató.
El suceso
perturbó a Justo de tal modo que renunció a su cargo y viajó a Egipto, a
lamentar su torpeza entre los anacoretas del desierto, donde llevó una vida
insignificante, pero ya no perjudicó a nadie más.
Contraindicado
para el derecho de asilo, volvió a su diócesis en forma de reliquias.
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