domingo, 4 de agosto de 2013

4 de agosto

Justo 

Obispo y ermitaño, m. en 390
Obispo de Lyon, tomó parte en el Concilio de Aquilea y administró su diócesis sin mayores sobresaltos hasta que un loco homicida, que era perseguido por la multitud, buscó refugio en la iglesia. La turba, furiosa, exigió su entrega amenazando con prender fuego a la Casa de Dios, sucursal Lyon. Justo les hizo prometer que no maltratarían al infeliz y acto seguido lo entregó. Y acto seguido al acto seguido, el populacho lo mató.
El suceso perturbó a Justo de tal modo que renunció a su cargo y viajó a Egipto, a lamentar su torpeza entre los anacoretas del desierto, donde llevó una vida insignificante, pero ya no perjudicó a nadie más.
Contraindicado para el derecho de asilo, volvió a su diócesis en forma de reliquias.

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