25 de agosto
Ebba la Mayor
Abadesa, m. entre 683 y 869
Hermana de Oswy,
el muy católico rey de Nortumbria, la sajona Ebba debía ser desposada con el
rey de los escoceses, según un plan trazado por Oswy, quien así pretendía
contar un aliado de confianza contra los paganos de Mercia. Sin embargo, Ebba
rechazó con tenacidad todas las proposiciones y, de manos de san Finan de
Lindisfarne, recibió el velo de esposa de Cristo.Resignado, Oswy
le regaló tierras a orillas del río Dervent, donde Ebba hizo construir el
monasterio de Ebchester y, más tarde, el monasterio mixto de Coldingham.
Durante treinta
años la princesa estuvo al frente de sus monjes y monjas, pero no siempre
consiguió mantener el espíritu de celo y disciplina de la orden. Mujer de
excepcional inteligencia, desde un punto de vista práctico era una abadesa muy
ineficiente, tanto por razones de edad avanzada como por su tiempo dedicado a
la oración. En cierta oportunidad, un piadoso sacerdote irlandés le hizo
caer en la cuenta de las graves irregularidades que tenían lugar en las celdas
del monasterio y, entre lágrimas, profetizó: “Todo lo grande y hermoso que
se ha desarrollado en este lugar, pronto se convertirá en cenizas”.
Ebba protestó, pero
el irlandés le confió que por la noche se le había aparecido un desconocido que
tuvo a bien informarle que al inspeccionar los dormitorios y las camas no había
hallado a nadie orando o aplicado al estudio, sino a holgazanes, frívolos,
glotones y sexópatas que únicamente pensaban en maldades. Por esa razón el
monasterio sería destruido y sus moradores castigados.
La abadesa se
tomó la amonestación muy en serio e intentó cuanto estuvo a su mano para
restablecer el orden y la disciplina. Sin embargo, luego de su muerte un gran
incendio redujo a cenizas el monasterio y mató a todos sus ocupantes, prueba de
la gravedad de los pecados que ahí se cometían.
El incendio provocó
la desaparición de todas las pruebas posibles de su primitivo culto primitivo y
tampoco se sabe por qué habría sido canonizada, a no ser que se la confunda con
otra abadesa llamada Ebba que también dirigió un convento en Coldingham.
Cuando los brutales
piratas daneses asolaban las costas de Bretaña, acercándose a la abadía, esta Ebba
reunió a sus monjas. Les expuso la violencia de los bárbaros con tan
conmovedoras palabras que en defensa de su virginidad todas se cortaron la
nariz y el labio superior. Fue así que cuando los daneses irrumpieron en el
monasterio huyeron despavoridos ante la visión de esas mujeres mutiladas de
modo tan horrendo, pero luego recapacitaron, decidieron librar al mundo de
semejantes monstruos y, tras volver sobre sus pasos, incendiaron la abadía.
Santa Ebba y todas las monjas perecieron en las llamas, vírgenes.
Señora de los Imposibles, sus reliquias, encontradas
en el siglo XI, se dividieron entre Durham y Coldingham y en consecuencia, aun sin
saberse por qué, se la venera a lo largo de toda la frontera entre Escocia e
Inglaterra.
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