miércoles, 4 de diciembre de 2013

4 de diciembre

Bárbara

Virgen y mártir, muerta en 237. 
Además de pagano, Dióscoro era un padre celoso, aquejado presumiblemente de una severa perturbación mental que lo llevó a la singular idea de encerrar a su hija Bárbara en una alta torre a fin de que ningún hombre pudiera ver su extraordinaria belleza. Sin embargo, un cristiano masculino, del que se carece de mayores datos, conseguía hacerse camino hasta el interior del reducto para introducir la Fe en la hermosa muchacha.
Cuando Dióscoro tuvo que ausentarse por negocios, ordenó que se construyera un nuevo cuarto de baño en la torre. Bárbara pidió a los albañiles que en vez de dos, el baño dispusiera de tres ventanas. Por alguna extraña razón, creía ver en ellas el misterio de la Santísima Trinidad. Como si eso fuera poco, Bárbara colgó una cruz en la pared.
A su regreso, Dióscoro, fuera de sí, desenvainó su espada y
pretendió asesinar a su descarriada hija, pero ella huyó a campo traviesa y se ocultó en una cueva.
Un pastor la delató (y recibió su merecido, pues ipso facto el Señor convirtió a sus ovejas en langostas y a él mismo en una piedra). Dióscoro llevó a su hija a casa, arrastrándola de los pelos, pero al ver que ni las amenazas, los golpes o el hambre podían contra su Fe, la entregó al juez.
Bárbara fue violentamente azotada por orden del magistrado, pero por la noche se le apareció un ángel, la fortaleció con el cáliz y la sagrada hostia y curó sus heridas, de manera tal que a la mañana siguiente lucía más encantadora que nunca.
Ante la contumaz rebeldía de la joven el juez se vio obligado a aplicar todo el peso de la ley y, tras infligirle horribles torturas, ordenó que se le arrancaran los pechos.
Otra joven, de nombre Juliana, al ver el martirio de Bárbara, proclamó su fe cristiana al ser invadida de un intenso deseo de sufrir. Su deseo fue satisfecho.
Acto seguido ambas muchachas fueron exhibidas ante la muchedumbre como si se tratara de animales, y condenadas a muerte. Sin embargo, Dióscoro decidió tomar personalmente el asunto en sus manos, llevó a su problemática hija a lo alto de una montaña y le cortó la cabeza. Pero la tragedia no acabó ahí, ya que de inmediato el Señor envió un rayo y Dióscoro quedó convertido en cenizas. Como lo oyen.
Patrona de los arquitectos, artilleros, mineros, bomberos, presos y militares, protege los ferrocarriles subterráneos, las fortalezas y las torres y es invocada con singular eficacia contra los rayos, la tempestad, el fuego, la fiebre, la peste y la muerte súbita.
Resulta útil para procurar una feliz hora póstuma.

1 comentario:

  1. Mire usted cómo, tanto tiempo después, sigue la romana joven obrando milagros: acabo de darme cuenta del porqué del nombre de los almacenes pàra oroyectiles y municiones en los barcos: la "santabárbara".
    Salute ! Muy bueno, como siempre.

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