19 de diciembre
Pelagia
Prostituta,
siglo IV
Cuando Pelagia,
la más notable prostituta de Alejandría, ciudad que albergaba a las más bellas,
numerosas y experimentadas, pasó frente al grupo de monjes congregados
alrededor del obispo Nono luciendo su cabeza y sus hombros descubiertos y sus espléndidas
piernas apenas veladas por cordones de perlas y cintas de oro, el obispo
preguntó: “¿No os da gusto contemplar tanta belleza?”.
Ante el silencio
horrorizado de los hermanos, prosiguió: “Porque Dios nos la enseñará en el
juicio final, completamente tapada de inmundicia”.
Los hermanos se
habían tranquilizado, cuando Nono volvió a agitarlos: “Pero también he visto en
sueños cómo al sumergirse en las aguas del bautismo salía blanca como la nieve
y desaparecía volando por el cielo”.
Sus palabras
llegaron a oídos de Pelagia quien, nacida en
Alejandría, jamás había salido de los
alrededores del delta del Nilo. Compungida, se presentó delante de Naón,
algunos dicen que para ser bautizada y otros que para preguntarle qué era la
nieve. Como sea, el obispo aprovechó para ungirla con el agua bendita, tras lo
cual ella distribuyó todas sus joyas y adornos entre las prostitutas más pobres,
se marchó a Jerusalén y vestida de hombre y haciéndose llamar Pelagio, se
encerró en una modesta celda en el monte de los Olivos, de la que no volvió a
salir sino hasta su muerte.
Nunca pudo
averiguar qué era la nieve.
No hay comentarios:
Publicar un comentario