27 de diciembre
Juan Evangelista
Apóstol, m. hacia 101
Discípulo
predilecto de Jesús hasta el punto de que algunos han llegado a creerlo mujer,
es considerado el más joven de los apóstoles. Abandonó a su prometida en el
momento en que iba a celebrarse la boda, y siguió la llamada del Señor sin
volver la cabeza.
Todos los
creyentes conocen bien sus hechos a través de su Evangelio y el más tardío
Apocalipsis. Durante mucho tiempo se discutió si el autor de este último texto
no sería otro Juan, apodado “el divino”, pero ambos resultaron ser la misma
persona.
Ocurrió que tras
la Crucifixión, Juan marchó a Efeso, donde
escribió su Evangelio, para
dirigirse luego a Roma. Ahí lo sorprendió la persecución de Diocleciano, fue
apresado y frente a la Puerta Latina, arrojado dentro de un caldero con aceite
hirviendo. Frustrando las expectativas de los paganos, surgió de la cocción, no
sólo incólume, sino también rejuvenecido.
De vuelta en
Efeso, recibió una copa de veneno pero, ante la señal de la cruz, la ponzoña se
retiró del brebaje en la forma de una serpiente.
De Efeso viajó a
Patmos, donde experimentó las visiones psicodélicas que relata en el
Apocalipsis, lo que ha inducido a algunos estudiosos a pensar que el veneno no
había desaparecido por completo de la copa. O que no era exactamente veneno.
Como sea, volvió
a Efeso y vivió hasta sobrepasar los cien años aburriendo a sus discípulos con
una cantinela que repetía en forma incesante: “Amaos los unos a los otros”.
Antes de morir,
cavó su propia tumba con forma de cruz y se tendió en ella y, tras un estallido
de luz, su cuerpo y su alma desparecieron de este mundo.
Patrono de la amistad, es protector de los escritores, los alquimistas, encuadernadores, impresores, libreros, lampistas y fontaneros, así como de vidrieros, grabadores, maleteros, copistas, litógrafos, pintores, notarios, talabarteros, papeleros, cartoneros, espejeros, teólogos y viticultores.
Patrono de la amistad, es protector de los escritores, los alquimistas, encuadernadores, impresores, libreros, lampistas y fontaneros, así como de vidrieros, grabadores, maleteros, copistas, litógrafos, pintores, notarios, talabarteros, papeleros, cartoneros, espejeros, teólogos y viticultores.
Útil contra la
epilepsia, las dolencias de los pies, las intoxicaciones, envenenamientos y
quemaduras, propicia la fertilidad y es invocado con singular éxito contra el
granizo, hasta el punto de que muchos lo prefieren al Bautista.
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