martes, 30 de julio de 2013

30 de julio

Godeleva



Mártir, 1049-1070


No obstante haber consagrado su himen al Señor, para congraciarse con el duque de Boloña su padre la entregó al noble Bertuflo, quien se había sentido sumamente atraído por la belleza de la niña.
No bien llegó a su nuevo hogar, su desalmada suegra y su flamante esposo, irritados por su piedad, la encerraron en una celda, manteniéndola alejada del mundo, sin que eso le impidiera dedicar su tiempo a los pobres, lo que puede ser considerado su primer milagro.
Su dedicación a Dios y a los pobres no parece haber sido retribuida en un primer momento, ni por los pobres ni mucho menos por Dios, ya que, por orden de su suegra, fue finalmente estrangulada por dos criados.
Pero el Señor no olvida: Beltulfo se volvió a casar, esta vez con una mujer menos abocada a la oración, ya que pronto quedó embarazada. Fue entonces que Godeleva propició su segundo milagro: la niña nació ciega.
El infortunado incidente facilitó el tercer milagro de la santa: curar a la pequeña. Nadie sabe cómo ni por qué, pero eso dice la tradición.
Ocurrió en Ghistelles, Flandes.
Comparte su día con Julita, virgen de Cesárea, que, por negarse reiteradamente a encender incienso a los dioses paganos fue encendida ella misma. Los dioses paganos se mostraron muy satisfechos, pero el Cielo recibió así un nuevo refuerzo para su ejército de santos.
Se dice que su alma murió, mientras su cuerpo permaneció incólume, lo que es verdaderamente incomprensible. De todos modos debe tomarse en cuenta que sucedió en el 303, en un mundo pagano.

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