30 de julio
Abdón y Senén
Mártires,
m. 254
Conocidos
popularmente como “los Santos de la
Piedra”, no se sabe de ellos más que eran jóvenes, nobles y
persas, y que bajo el imperio de Decio fueron
acusados de regentear un cementerio clandestino de cristianos. Al ordenárseles sacrificar
un cordero a los dioses, se ofrecieron a sí mismos en sacrificio, por lo que fueron
en su momento martirizados y son desde entonces recordados por los sacerdotes
cada vez que ofrecen al Cordero de Dios, pero en forma simbólica.
Sus reliquias fueron llevadas
disimuladamente a Arlés-sur-Tech dentro de unos toneles de doble fondo, lo que
les valió ser tenidos por patronos de los toneleros. Su increíble capacidad
para proteger a los labradores contra el granizo y la tempestad les otorgó inusitada
fama en el área mediterránea de España y algunas regiones de Italia y Francia.
Titulares junto a la Divina Pastora del convento de
los Capuchinos de L´Olleria, desde 1377, por decreto del obispo de Gerona son
de invalorable ayuda para fomentar la prosperidad de las tierras y el aumento
de la producción agropecuaria.
No alcanza una vida para aprender y saber. Estoy convencida que si los hubiese invocado en la tormenta de granizo que destruyó mi auto en la conocida tormenta de Gualeguaychú, el desastre no hubiese sido tal.
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