domingo, 21 de julio de 2013

21 de julio

Víctor



Mártir, c 292
Al poco tiempo de haber mandado degollar a toda la legión Tebea, el emperador Maximiano visitó Marsella, donde, temiendo lo peor, los fieles comenzaron a temblar por sus vidas y no pocos a renunciar a Cristo.
El oficial romano Víctor iba de casa en casa a visitar a sus hermanos en la Fe para exhortarles al desprecio de la muerte e inspirarles el deseo de la vida eterna, que no son la misma cosa pero lo parecen. Sorprendido por las autoridades, fue reprendido, tomado por loco y llevado ante el tribunal, donde los prefectos Asterio y Eutiquio le representaron el peligro que corría, explicándole además cuán estúpido era perder las ventajas de sus servicios a favor de un príncipe poderoso por querer adorar a un miserable carpintero judío, que encima estaba muerto.
Víctor repuso que renunciaba a todas las ventajas, que no podía servir más que a Jesucristo, Hijo eterno de Dios, que se había hecho hombre y resucitado después de muerto. De acuerdo a todo lo que pasó después, se puede decir que por no querer servir a dos señores, fue triturado entre dos ruedas de molino.O viceversa.
Patrono de los molineros por su muerte y de los marinos por su ciudad de nacimiento, comparte su día con Práxedes y con Daniel, uno de los profetas mayores, especialista en interpretar sueños, autor de profecías abstrusas y amigo de los niños, los leones y otras bestias.

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