25 de julio
Santiago el Mayor
Apóstol
Llamado también
Jaime, Yago, Diego, Jacobo, Santi o El Gallego sin Cabeza, Santiago el Mayor era hermano de Juan
Evangelista e hijo de Zebedeo y de María Salomé, que no tenía la menor relación
con la strip-teaser que provocó la muerte de Juan el Bautista. Por el
contrario, esta María Salomé era hija de santa Ana, la abuela de Jesús, de
donde resulta fácil concluir que nuestro santo y el Redentor eran primos
hermanos.
La principal característica
de Santiago era el vigor con que predicaba, capaz de atemorizar a los malvados
y avivar el ánimo de los indolentes, razón por la cual su primo lo llamaba “Hijo
del trueno”.
Tras la muerte
de Jesús, Santiago deambuló primero por Judea y Samaria, desde donde se
trasladó hasta España. Un largo viaje para nada, ya que sólo consiguió
convertir a siete infieles, aunque otras crónicas aseguran que se trató de
apenas uno. Luego de este fracaso regresó a Judea para ser decapitado por
Herodes Agripa.
Sus discípulos
dieron con el cadáver y se embarcaron hasta Galicia, lo cual suena más que
extravagante habida cuenta de que se trataba de un viaje tan inútil y largo
como peligroso, particularmente porque lo hicieron abordo de un barco de piedra
–lo que de por sí puede considerarse su primer milagro–, y tras innumerables
aventuras, acabaron sepultando el cuerpo en Compostela. Es una notable paradoja
que no habiendo podido convertir ni una decena de gallegos, nuestro santo
acabara convirtiendo Compostela en el principal destino turístico de la cristiandad
luego de Tierra Santa.
Es que fue
pródigo en milagros. En cierta oportunidad un príncipe gallego que se aproximó
a las reliquias sagradas se vio de pronto cubierto de caparazones de moluscos. En
ese momento una voz le dijo desde lo alto que en memoria de las virtudes de
Santiago, todos los peregrinos debían llevar una conchilla, lo que desde
entonces hacen todos los peregrinos sin que se sepa para qué.
En el año 844
condujo a la victoria a las fuerzas de la fe contra un ejército de sarracenos y
en el año 1020, un alemán y su hijo peregrinaron a Santiago. En Tolosa, un
posadero los emborrachó e introdujo un vaso de plata en su equipaje. Cuando al
día siguiente los alemanes reanudaron la marcha, corrió tras ellos y los acusó
de haberle robado. Se originó el tumulto y, registrado el costal, el populacho
decidió que todas las pertenencias de los peregrinos fueran entregadas al
posadero y que uno de los supuestos ladrones fuera ahorcado. El padre quería
morir por el hijo y el hijo por el padre; finalmente fue el hijo el destinado a
la horca.
El padre visitó
el sepulcro de Santiago y al cabo de treinta y seis días regresó y permaneció
bajo la horca, de la aún pendía el cadáver. De repente, éste empezó a hablar: “Padre,
Santiago me ha mantenido con vida y me ha dado alimento celestial”.
El alemán, no
cabiendo en sí de alegría, corrió a la ciudad y la gente afluyó en masa a la
horca. Descolgaron al joven, que estaba incólume, y en su lugar colgaron
cristianamente al posadero.
Patrono de Portugal, España, Chile, Coimbra, Compostela, La Haya, Santiago del Estero, Hannover, es protector de los farmacéuticos, sombrereros, cargadores, tejedores, guerreros, peregrinos y caballeros. Útil para cerrar España, es invocado contra el reumatismo y resulta de gran ayuda para fomentar la maduración de las manzanas y derrotar a los sarracenos
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