lunes, 17 de marzo de 2014

17 de marzo

Patricio 

Apóstol de Irlanda, hacia 385 ‑ 461 
Contrariamente a lo que se piensa, Patricio no era irlandés. Nacido en la Bretaña romana, cuando tenía dieciséis años fue secuestrado por piratas que lo vendieron como esclavo a unos rústicos irlandeses. Luego de seis años en los que hizo trabajos de pastor, huyó un buen día hacia la costa, donde encontró un barco listo para zarpar que lo llevaría de vuelta a su tierra natal.

Tras un viaje de iniciación cristiana a través de la Galia y de Italia, en el 432, siguiendo instrucciones divinas volvió a atracar en las costas de Irlanda, esta vez como evangelista y con veinticuatro compañeros, tan papistas como él.
Los nativos se mostraban muy poco abiertos a la Doctrina y fue
preciso que mediante oraciones Patricio inaugurara una puerta irlandesa al purgatorio, al que envió a numerosos paganos. Los pocos que consiguieron regresar, en vista del horrible espectáculo que habían presenciado, decidieron abandonar sus crueles y primitivos dioses y abrazar al Dios del Amor.
A lo largo de su vida, Patricio construyó trescientas sesenta y cinco iglesias, una por cada día del año, en lo que no sólo mostró gran piedad y dedicación, sino dotes proféticas, en razón de que en esos tiempos oscuros aún no regía el calendario gregoriano.
Gran éxito evangelizador obtuvo con la cuestión de la Trinidad. Cuando los paganos intentaban confundirlo con argumentos lógicos, Patricio sacaba una hoja de trébol de su bolsa, les preguntaba si aquello era una o tres plantas y el paganismo se derrumbaba como un castillo de naipes.
Sostuvo varios lances de magia negra con los sacerdotes druidas, de los que salió airoso, para mayor gloria de Dios y beneficio de la Fe, y, cuando su vida centenaria tocaba a su fin, rogó al Señor que protegiera la isla de todo repugnante reptil. Es así que hasta el día de hoy no hay serpientes en Irlanda y todos los irlandeses se han hecho buenos católicos.
Por extraño que parezca, en particular a los nigerianos, en abril de 1961 la Sagrada Congregación  por los Ritos lo declaró santo patrono de Nigeria.
Protector de los irlandeses en general, así como de los barberos, mineros, herreros y tinajeros, es invocado contra el infierno.

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