jueves, 18 de julio de 2013




Aunque nacido en Beja, Portugal, Sisenando era un joven diácono de la ciudad española de Córdoba devorado por la sed de conocimiento. Quería saber, quería saberlo todo, en especial, inspirado por los beatísimos mártires Pedro y Walabonso, quería saber cómo son los santos. 
No lo aprendió en libro alguno: se lo enseñaron los sarracenos cortándole la cabeza un jueves 16 de julio del 851.
Comparte este día con Carmen, que no es una santa sino el nombre castellano de una montaña de Palestina, y con Reinalda, que sí fue piadosa, casta, degollada por los paganos y finalmente santa, no en virtud de alguna de las condiciones anteriores, sino de todas, y resulta de gran ayuda contra úlceras y heridas.

1 comentario:

  1. Fantástico, nunca me imaginé que iba a disfrutar tanto leyendo un santoral, un verdadero milagro de Abelardo Santiago que demuestra que se puede hacer literatura (incluso buena) con cualquier cosa.

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