lunes, 24 de febrero de 2014

24 de febrero

Matías 

Apóstol póstumo, siglo I

Incorporado a la docena de apóstoles primigenios para reemplazar a Judas, predicó en Capadocia, Macedonia, Egipto y Judea, curó ciegos y leprosos, expulsó al demonio y devolvió la vida a los muertos. Pero no conforme con esto, un día le dieron una bebida venenosa que solía causar la ceguera de todo lo que la ingería, pronunció el nombre de Cristo, la bebió de un trago y no sufrió daño alguno. En otra oportunidad, prometió el infierno a un grupo de chuscos que se burlaban de él y, dicho y hecho: un instante después, se abrió la tierra y se los tragó.
Existen diferentes versiones sobre su muerte. Unos dicen que fue crucificado, otros que murió apedreado y aun hay quienes afirman
que el cortaron la cabeza de un hachazo.
Preventivamente se lo representa con un hacha ensangrentada sobre el hombro, así como con una espada, una lanza y muchas piedras.
Patrono de los carpinteros, herreros, sastres pasteleros y carniceros, se lo invoca contra la viruela y la esterilidad conyugal
Comparte su día con Juan el Segador, Eteberto, rey de Kent, que se ganó el cielo al autorizar la construcción de numerosas iglesias, el ermitaño Marco de Morconi y Prextato, arzobispo de Rouen, asesinado en su propia iglesia el año 586 por orden de la reina Fredegunda debido a una insalvable incompatibilidad de caracteres.

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