24 de febrero
Matías
Apóstol póstumo,
siglo I
Incorporado a la
docena de apóstoles primigenios para reemplazar a Judas, predicó en Capadocia,
Macedonia, Egipto y Judea, curó ciegos y leprosos, expulsó al demonio y devolvió
la vida a los muertos. Pero no conforme con esto, un día le dieron una bebida
venenosa que solía causar la ceguera de todo lo que la ingería, pronunció el
nombre de Cristo, la bebió de un trago y no sufrió daño alguno. En otra oportunidad,
prometió el infierno a un grupo de chuscos que se burlaban de él y, dicho y
hecho: un instante después, se abrió la tierra y se los tragó.
Existen
diferentes versiones sobre su muerte. Unos dicen que fue crucificado, otros que
murió apedreado y aun hay quienes afirman
que el cortaron la cabeza de un
hachazo.
Preventivamente
se lo representa con un hacha ensangrentada sobre el hombro, así como con una
espada, una lanza y muchas piedras.
Patrono de los
carpinteros, herreros, sastres pasteleros y carniceros, se lo invoca contra la
viruela y la esterilidad conyugal
Comparte su día
con Juan el Segador, Eteberto, rey de Kent, que se ganó el cielo al autorizar
la construcción de numerosas iglesias, el ermitaño Marco de Morconi y Prextato,
arzobispo de Rouen, asesinado en su propia iglesia el año 586 por orden de la
reina Fredegunda debido a una insalvable incompatibilidad de caracteres.
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