domingo, 23 de febrero de 2014

23 de febrero

Romana



Virgen, m. hacia 324
Oriunda de la ciudad de Todi, hija de Calfurnio, gobernador de Roma, abrazó apasionadamente la fe en Cristo y se juramentó a vivir en la oración y alejada de las tentaciones. Bautizada un 23 de febrero por el papa san Silvestre, pasó su vida dentro de una caverna, no por haberse dedicado a la espeleología sino por amor a Dios, al silencio y a la soledad.
Murió santamente y fue sepultada en la misma cueva que había transformado en su hogar, donde los fieles construyeron un altar y le celebraron infinidad de misas que ella retribuyó propiciando no menos cantidad de milagros.
En 1301 su cuerpo fue trasladado a la iglesia de san Fortunato, pero ya nada fue igual.
Comparte su día con Lázaro de Constantinopla, monje pintor nacido en Georgia que iluminó tanto y tan abundantemente las galerías los monasterios de la época, que los iconoclastas le quemaron las palmas de las manos.
Santo remedio.

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