19 de febrero
Conrado
Ermitaño franciscano, m. en 1351
Conrado era un
noble rico y egoísta que no trepidaba en incendiar partes del bosque para dar
rienda suelta a la enfermiza pasión que sentía por la caza. Quiso Dios que en
cierta oportunidad el fuego se descontrolara y pronto todo el bosque quedara
envuelto en llamas.
Las autoridades culparon de la catástrofe a un pobre labrador, sorprendido en las inmediaciones con un manojo de leña bajo el brazo. Tras un hábil interrogatorio lograron que confesase, por lo que fue ejecutado para alborozo de los justos, escarmiento de los pobres y advertencia a los incendiarios.
Conrado había salido indemne pero, siendo noble y rico y estando por tanto habituado a la impunidad, no interpretó el episodio como señal de favor divino. Por el contrario, su conciencia comenzó a atormentarlo de tal modo que acabó por perder placer en la caza y el incendio de bosques, cayendo en un estado de honda depresión.
Como sea, lo
cierto es que quedó pobre y se separó de su esposa, quien ingresó en la orden
de las clarisas, mientras Conrado peregrinaba a Roma, donde fue acogido en la
orden de san Francisco. Las autoridades culparon de la catástrofe a un pobre labrador, sorprendido en las inmediaciones con un manojo de leña bajo el brazo. Tras un hábil interrogatorio lograron que confesase, por lo que fue ejecutado para alborozo de los justos, escarmiento de los pobres y advertencia a los incendiarios.
Conrado había salido indemne pero, siendo noble y rico y estando por tanto habituado a la impunidad, no interpretó el episodio como señal de favor divino. Por el contrario, su conciencia comenzó a atormentarlo de tal modo que acabó por perder placer en la caza y el incendio de bosques, cayendo en un estado de honda depresión.
Lo que ocurrió después es motivo de controversia. Hay quienes sostienen que Conrado confesó su culpa y fue sometido a juicio.
Las costas procesales y distintas indemnizaciones devoraron su fortuna y hasta la dote de su desdichada esposa. Otra versión, en cambio, afirma que Conrado se desprendió voluntariamente de todos sus bienes. Finalmente, no falta quien diga que, arruinado por la desgracia y los intereses, se desembarazó de las preocupaciones financieras haciéndose franciscano y, no conforme con esto, más tarde, dejó de lado toda otra preocupación haciéndose ermitaño.
Instalado más
tarde en Sicilia, cerca de Siracusa, llevó una vida de ermitaño practicando la
profecía y el milagro.
Cuéntase que en
ocasión de una hambruna, el obispo acudió a su cueva pidiéndole que hiciera
algo para aliviar al pueblo. Milagrosamente, Conrado produjo pan y tortas
frescas.
Era vox
pópuli también que al momento de sus confesiones, dondequiera tuvieran
lugar, el santo era rodeado por decenas de pájaros.
Patrono de
Plasencia y protector de los cazadores y los pirómanos, es invocado contra el
hambre, los bomberos, la carestía de la vida y las hernias.
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