viernes, 3 de enero de 2014

2 de enero

Odilón 

Abad de Cluny, 961-1048 
Odilón nació en Tours, en el seno de una familia acomodada, pero muy de la época, cuyas costumbres resultaban chocantes a la sensibilidad del joven, a quien la caza y la cetrería provocaban náuseas, fuertes jaquecas y un asco inmenso.
Niño aún, fue víctima de una parálisis, de la que sanó ante una imagen de María, por lo que ya a temprana edad había decidido consagrar su vida a la Madre de Dios.
Tuvo otras visiones. Por ejemplo, una noche soñó con un grupo de serpientes reptando dentro de una antigua urna, lo que interpretó como una clara señal de que Dios deseaba que estudiara a Virgilio y otros poetas clásicos.
A los 29 años fue acogido en el monasterio de Cluny, donde debido a su devoción y virtud acabó siendo abad.
Odilón sostenía puntos de vista muy ortodoxos, tanto en materia de
culto como de higiene personal –como su regla de que la ropa interior debía ser aseada únicamente lo sábados–, que provocaron una inicial resistencia en algunos de sus cofrades. Un monje, desafiando otra regla de Odilón en contra del consumo de carnes rojas, así como las de aves e incluso pescado, se atragantó con un hueso de pollo y murió. 
Existen suficientes elementos de juicio como para suponer que la rigurosa dieta impuesta por Odilón llegó a provocar en los monjes cierta propensión alucinatoria, como se deduce del reporte de uno de los hermanos al regreso de una peregrinación a Tierra Santa. Dicho monje precisó que al pasar junto al monte Etna se había encontrado con un ermitaño, quien le contó que en el interior del volcán eran martirizadas muchas almas. En efecto, cuando el ermitaño condujo al monje hasta el borde mismo del cráter, le fue posible escuchar cómo desde las profundidades surgían atroces sonidos de queja y tormento.
Por extraño que parezca, Odilón dio pábulo a la versión y, sin comprender que se trataba de los esclavos al servicio del dios Vulcano, en cuya existencia no creía, sostuvo que eran almas condenadas al purgatorio. En consecuencia, dispuso que en adelante se rezaran con regularidad oraciones y se celebraran misas por los difuntos atrapados en las entrañas del Etna.
Tiempo después estableció en su monasterio que el día posterior a la fiesta de Todos los Santos se celebrara la memoria de los difuntos con misas y ejecución de obras de bien. Así se instituyó la fiesta de los Fieles Difuntos, lo que viene a enseñar que el Señor obra de misteriosas maneras y con propósitos inescrutables.
Patrono de la música, de Cluny y de Souvigny, protector de las benditas almas del purgatorio, es invocado contra la hepatitis y la rotura del cristal, ya que el santo recomponía todo cristal valioso que estuviera dañado. Se desconoce, en cambio, cual era su relación con la hepatitis.

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