jueves, 2 de enero de 2014

30 de diciembre

Sabino



Obispo, m. hacia 303
Culpable de pulverizar una estatua de Júpiter mediante la oración, el prefecto Venustiano ordenó cortarle las manos y torturó hasta la muerte a los diáconos Exuperancio y Marcelo.
Arrojado sangrando en un calabozo, devolvió la vista a un niña ciega que por oscuros motivos había sido llevada hasta ahí por su madre.
Al enterarse del milagro, Venustiano, que padecía de una dolorosa enfermedad ocular, hizo llevar a Sabino a su casa. Sabino le impartió la enseñanza de la Verdadera Fe, extendió sus muñones sangrantes y Venustiano quedó liberado de su dolencia.
El emperador Maximiano ordenó que Venustiano y toda su familia fueran decapitados y Sabino flagelado hasta morir.
Sabino no curó más a nadie, pero Venustiano y toda su familia fueron canonizados junto a Exuperancio y Marcelo, que no han de sentirse muy cómodos compartiendo el día junto a su asesino. Pero entre todos protegen a Asís, Femo, Siena y Spoleto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario