sábado, 7 de septiembre de 2013

7 de septiembre

Regina 

Virgen y mártir, m. hacia 250

Un ilustre juez romano, habiendo enviudado prematuramente, hizo educar a su hija por un ama, en el campo. La bruta mujer era cristiana e infundió a Regina su amor al Salvador, de manera que cuando la niña se convirtió en una hermosa doncella y fue pretendida por un prefecto, lo rechazó, revelándole que ya se había prometido a Cristo. La sorpresa del padre fue mayúscula y, cuando los argumentos fracasaron, la encerró en una estrecha jaula de hierro, amarrada a la pared de una lóbrega mazmorra.
La horrible situación no menguó ni un ápice la Fe de la joven romana, ya que era asistida por un ángel que la reconfortaba por las noches de manera que los días de sufrimiento le parecían apenas segundos.
Al cabo de un mes, cuando fue liberada y llevada ante el prefecto, lucía más hermosa que nunca. El prefecto, dispuesto a todo con tal de poseerla pero al fin y al cabo un caballero, le prometió que si se casaban le permitiría seguir profesando su religión, aun estando ésta penada por las leyes del Imperio. Fue en vano: Regina respondió que prefería la muerte antes que desposarse con un pagano.
El prefecto, furioso, ordenó que la desnudaran, la azotaran, la
quemaran con hierros candentes y la sumergieran en agua hirviendo y en agua helada alternativamente. Durante esos suplicios, una blanca paloma descendió volando de los cielos entre los confundidos esbirros romanos y se oyó una voz: “Ven, Regina, y participa del gobierno del Salvador”.
De inmediato, se convirtieron a la fe ochocientos paganos, mas el prefecto no se encontraba entre ellos y ordenó que Regina fuese decapitada.
Es de creer que esta santa se haya reconciliado con sus torturadores y biógrafos, todos ellos regodeados en su martirio.
Patrona de los carpinteros es invocada contra las enfermedades venéreas, la tiña, la sarna y la roña.

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