domingo, 29 de septiembre de 2013

29 de septiembre

Miguel 

Arcángel
Entre los arcángeles, seres celestiales reveladores de los planes de Dios, Miguel es prácticamente el Comandante en Jefe. Ser majestuoso de tremendas alas color verde esmeralda, derrotó a Lucifer –ese ángel seductor de la raza humana que quiso parecerse a Dios–, y lo lanzó al infierno.
Desde la caída de Lucifer, Miguel no tiene rivales en la corte celestial y si bien no puede competir con el Maligno en lo que se refiere a influencia sobre los asuntos terrestres, ha tenido, desde su primigenia aparición a Moisés, descollantes intervenciones a lo largo de la historia de la humanidad. Y así como, en su papel de protector de Israel, derrotó él solo a un ejército asirio de más de ciento ochenta y cinco mil cuatrocientos trece guerreros, fue también responsable de la sensacional victoria
de Judas Macabeo y arrebató al demonio el cadáver de Moisés.
Ya en la era moderna continuó su combate eterno contra Satán inspirando a Juana de Arco, aterrorizó en Cornhill, Inglaterra, al grupo de trabajadores que construía la iglesia de San Miguel, dejando la marca de sus garras en las campanas, y llegó a ser muy popular luego de sus apariciones en los campos de batalla de Italia, Francia e Inglaterra y hasta piloteando un bombardero aliado durante la segunda guerra mundial.
Es sabido que la influencia de nuestro arcángel es tal que con su palabra puede obligar al propio Dios a revisar su juicio y así rescatar del infierno cualquier alma, razón por la que es mencionado en las misas a los fieles difuntos a fin de que conduzca el alma del muerto hacia la luz.
Lucifer sigue enfermo de envidia.
Patrono de Baviera, Inglaterra, Francia, los Estados Pontificios, Portugal y un centenar de localidades, es protector de los panaderos, banqueros, toneleros, inspectores de pesos y medidas, vidrieros, sombrereros, pintores, papeleros, técnicos de radio, barquilleros y carreteros, así como de los moribundos y las pobres almas del purgatorio.
Se lo invoca contra los rayos y los temporales, para una buena muerte y asiste con asombrosa eficacia a la prensa católica combatiente.


No hay comentarios:

Publicar un comentario