25 de octubre
Crispín y Crispiniano
Mártires, m. en
287
Diestros zapateros
cristianos a los que la leyenda sigue sus pasos de Roma a Soissons, donde pronto
los clientes comenzaron a acudir en masa a su taller. Siempre dispuestos a
bromear, contaban divertidas historias en las que acababan ridiculizando la
idolatría. Tanta era su habilidad que en poco tiempo, hombres y mujeres de
diversa condición estuvieron dispuestos a bautizarse y constituyeron una
comunidad.
Denunciados por
los sacerdotes paganos, Crispín y Crispiniano confesaron su fe ante el prefecto
Riccio Varo, quien ordenó flagelarlos, sumergirlos en plomo hirviendo y
decapitarlos, para finalmente arrojar lo que quedara de ellos a las alimañas. Sin
embargo, un piadoso cristiano recogió sus cuerpos intactos y les dio sepultura,
en el lugar exacto en el que siglos después fue erigida de iglesia de Soissons.
Patronos de los
zapateros, sastres y tejedores, por extensión protegen también a guanteros,
peleteros y curtidores de piel.
Comparten el día
con Tabita, tejedora de Jaffa resucitada por san Pedro y con Crisanto, a quien
la filosofía condujo al evangelio y el evangelio al martirio, no sin que antes él
mismo condujera por ese camino a sus amigos Darío, Claudio y Jasón.
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