19 de octubre
Fredesvinda
Abadesa, 680 ‑ 735
Algar no cejaba en su persecución. Con un grupo de
secuaces seguía a pie las huellas de la muchacha. Cuando se encontraban a punto
de descubrirla, ella pronunció una súplica a la casta santa Catalina y al
instante Algar quedó ciego.
Ya en vida, se hizo evidente su santidad a través de
múltiples milagros. En una ocasión topó por el camino con un leproso. Tan
pronto como éste la divisó a lo lejos, le gritó: “¡En el nombre de Cristo,
bésame!”. La muchacha se le aproximó y, superando su repulsión a los
hombres o a los reyes, hizo la señal de la cruz y le estampó un cariñoso beso
en los labios purulentos. Poco después, las costras se desprendieron de la piel
del leproso y su carne se tornó sana y fresca como la de un niño. Las crónicas
no aclaran qué ocurrió con la de la santa.
Gracias por encontrar a mi santa cuánto tiempo la buscaba !
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