23 de diciembre
Sérvulo
Mendigo,
m hacia 590
O bien lo que
distribuía no era tanto o las gentes de la época se mostraban muy generosas,
pues además de alimentar tres bocas y repartir parte de los ingresos entre los
necesitados, las limosnas fueron suficientes como para que Sérvulo comprara los
libros de las Sagradas Escrituras.
No había
aprendido a leer, pero pedía a los visitantes que se los leyeran en voz alta,
de manera tal que a pesar de su analfabetismo conocía tan a fondo la Biblia
como un doctor de la ley.
Cuando supo que
le había llegado la hora, empezó a cantar y pidió a los peregrinos presentes
que se le unieran, pero pronto les ordenó callar: “Oíd las canciones que suenan
en el cielo”, dijo.
Y así expiró, en
medio del silencio.
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